El Capitán intenta, en la medida de lo posible, mantener la rutina en el barco, pero todo se complica cuando, a pocos metros del barco, un avión de pasajeros se estrella contra el agua.
A la velocidad a la que el aparato ha entrado en el agua, puede haber supervivientes pero el sonar sigue transmitiendo, hay que recuperar las cajas negras como sea.
Aunque a De La Cuadra no le guste la idea, sólo Ulises está capacitado para realizar esa inmersión, ya que la señal procede desde más de 90 metros de profundidad.
Vilma tiene problemas en su embarazo y necesitaría ir a un hospital. Cuando Palomares se entera de que el Capitán ha decidió no ir a puerto y, por tanto, no llevarla al médico, monta en cólera. Comienza a gestarse un motín a bordo.
Para que los chicos no vean lo que ocurre, se les ha prohibido el acceso a cubierta. Encerrados en sus camarotes, los chicos se entretienen escuchando a escondidas las conversaciones de las chicas. Piti manda a Estela un mensajito de amor en código morse pero ella pensará que ha sido Ramiro, que es quien le gusta, y accede a quedar con él.
Valeria lleva todo el día oyendo extraños ruidos y no puede evitar acordarse de la historia que le contó su madre sobre los “fantasmas piratas”: las almas de los marineros muertos que vagan por el barco. El Capitán, que intenta aprender a reaccionar ante su nuevo papel de padre, le cuenta a Valeria una forma infalible para espantar al fantasma…